Sólo horas después de que sus imágenes consumiendo droga llegaran hasta el último rincón del planeta vía YouTube, Miley Cyrus se dejó ver en sociedad el pasado 11 de diciembre en un local de Nueva Orleans.
Las críticas recibidas, tanto de sus seguidores como de sus opositores, no parecen haber hecho mella, al menos, de momento, en el comportamiento de la joven cantante, que salió de fiesta en compañía de Kelly Osbourne, hija de Ozzy Osbourne, con quien comparte plantel en la película 'So Undercover', en la que Cyrus interpreta a una investigadora privada.
Pese a que algunos testigos afirman que la estadounidense no bebió alcohol y su actitud fue correcta, lo cierto es que su compañera de juerga guarda más de un desliz en lo que a adicciones se refiere. Kelly Osbourne, de hecho, fue admitida en un centro de tratamiento en California para luchar contra su adicción a los analgésicos en abril de 2004. Un año después de completar dicho tratamiento, Osbourne fue ingresada nuevamente en un centro de rehabilitación californiano, el mismo en el que su hermano combatió, tiempo antes, los excesos de la marihuana y el alcohol.
No obstante, la inglesa ha acaparado en las últimas semanas la atención de los medios de comunicación y lo ha hecho, sorpresivamente, a raíz de su posado en bikini, con 19 kilos menos, en 'Shape', revista inglesa de fitness. Quizá Miley Cyrus también decida cambiar de rumbo, algún día.
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